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5/3/18

El Alto, urbe de jóvenes emprendedores

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Marcelo Blanco/ La Paz
El Alto, que  mañana   cumple 33 años,  tiene una  población de 848.452 habitantes,  el 30% de los cuales son menores de 30 años. "Hay  que hacer los sueños realidad; es nuestra responsabilidad porque somos jóvenes, somos innovadores y somos alteños", dice Wendy  Durán, una de las alteñas  emprendedoras, jóvenes como  su ciudad.

"Los nuevos emprendimientos necesitan impulso y apoyo que ahora el municipio les brinda", señala el secretario municipal de Desarrollo Económico, Raúl Garay. El Alto tiene  24.468 empresas, el crecimiento promedio es de 5% anual.  

Para fomentar los emprendimientos se realizaron el año pasado muchas actividades como el concurso Hackathon  Smart City (ciudad inteligente) El Alto  "que buscaba mejorar la calidad de vida de las personas haciendo uso de las tecnologías y el programa  Yo Emprendo  que busca enseñar a los jóvenes las estrategias y los modelos de negocios", comentó Garay. En esos  cursos participaron  1.200 jóvenes y se espera que en esta gestión lleguen a 2.000 o 2.500. 

Según datos del INE, del censo de 2012 con proyección a 2017, la Población Económicamente Activa (PEA) alcanza a 387.546 habitantes de los cuales el 54,4% son hombres y el 46,6% son mujeres. La Población Económicamente Inactiva (PEI) llega a 280.985 de los que el 60% son varones y el 40% mujeres. El número de la población que no trabaja es de 179.057 personas. 

  "En las últimas gestiones  se notó la importancia de la formación de emprendimientos para el crecimiento de la ciudad  y por ello que se empezó a trabajar con estos, fue más una cuestión de visión política", recalca la autoridad municipal.

Agrega que a los jóvenes emprendedores les falta animarse a seguir con su proyecto, no dejarlo en un pensamiento.

Con proyectos innovadores son cada vez más los jóvenes alteños que se animan a iniciar sus empresas. En el municipio de El Alto existen 21.129 empresas unipersonales, 3.274 empresas de responsabilidad limitada y 56 empresas de sociedades anónimas, según el  Registro de Comercio de Bolivia.
 

Wendy Durán se dedica a elaborar ropa cosplay. José Luis Mamani es fotógrafo y editor, tiene una productora llamada IDEA. Óscar Tarquino confecciona zapatos.   Javier Alí está incursionando en el mundo de los largometrajes con su pequeña productora llamada Aruma. Y Facundo Vásquez  tiene una galería en la que  expone sus esculturas hechas  con material reciclado.

Si bien estos jóvenes   no  recibieron  apoyo de ninguna instancia, saben cómo arreglárselas para salir adelante con sus negocios. Estas son sus historias.
 

Arte de la chatarra en acción
 Facundo Joaquín Vásquez hace  esculturas con materiales reciclables como piedra, madera y chatarra (metal). El año pasado inauguró su galería   en la zona 12 de Octubre, calle 5 de la avenida Palenque junto con  dos amigos.

Desde pequeño mostró  interés y talento para el arte. Al salir del colegio empezó a trabajar haciendo letreros. Un día que fue a dejar un letrero a la Alcaldía vio a unos artesanos y  se enteró que existía una  escuela de artes.

 La escuela cerró antes de que él pudiera terminar sus estudios, pero lo que le enseñaron lo  impulsó a empezar a esculpir. De a poco fue dedicando todo su tiempo al arte dejando de lado los letreros. En  2011 empezó a estudiar artes plásticas en la UPEA.

"Para conseguir las piedras bajo a los ríos como el Choqueyapu. La madera, de la autopista o alguno que sobra cuando talan. Y la chatarra compro de las cerrajerías" cuenta Facundo.

 Con su nueva galería, ha logrado un espacio que no sólo promueve sus obras sino las de otros artistas.

Aruma, qué quieres contar
Javier Pablo Alí Quisbert  tiene una productora llamada Aruma que se dedica a la realización  de cortos y largometrajes. "Es un veta de negocios que crece", dice. 

El joven estudió  la carrera de Cine en la Escuela Municipal de Artes. Al salir fundó  una  productora con la colaboración de algunos amigos. Entre sus logros figura el ser  parte del Cluster Audiovisual de Bolivia. 

El cluster es una organización internacional con presencia  en varios países como Argentina y Colombia. Su finalidad es gestionar productos audiovisuales. Aruma, que es parte de la entidad,  ahora culmina la edición de un largometraje sobre El Alto.

Aruma es un  término aymara que significa en español   "tu palabra" o "qué quieres transmitir con tu palabra". El joven de a poco fue ganando experiencia haciendo spots, videos y otros. 

Ahora estudia en la carrera de  Comunicación Social en la UPEA y espera especializarse en el área del marketing para poder posicionar a su productora. 

Tarquino, herencia de calzados
Óscar Tarquino Ticona, de 28 años,  es un joven nacido en El Alto    que es propietario de un taller familiar llamado  Zapatos Tarquino.

Su padre fue quien empezó con el emprendimiento  en la urbe alteña. "Sus productos los vendía en cualquier feria", indica Óscar.  

Tras el nacimiento del muchacho sus padres decidieron irse a vivir a La Paz donde continuaron haciendo zapatos.

Ellos tuvieron cuatro hijos,  una mujer que ahora tiene 30 años, Óscar y dos varones más de 20 y 17. "Desde muy pequeños todos ayudamos a la elaboración de los calzados" dice Óscar.

Ahora el joven trata de ampliar su negocio   por la web vendiendo los calzados que fabrica. Y mientras tanto, ofrece sus productos en una feria artesanal, ubicada en la avenida Mariscal Santa Cruz de La Paz.

"La mano de obra y el acabado es fundamental. En El Alto  hay una gran calidad de artesanos cuyo trabajo puede competir con cualquier empresa", asegura Óscar, quien diseña e innova sus calzados "siempre al gusto del cliente".
 

IDEA, un emprendimiento de la imagen
Nacido en El Alto, José Luis Mamani tiene 25 años y crece  en el mundo del audiovisual y  la fotografía con una pequeña productora llamada IDEA. Ya cuenta con clientes fieles. 

"Yo desde pequeño era muy curioso y cuando estaba en colegio mi papá compró una computadora donde encontré el programa Movie Maker. Mientras veía qué cosas tenía, con él empecé a aprender a hacer edición", cuenta. 

Con tutoriales perfeccionó las técnicas para   grabar videos  y sacar fotografías. Esto último empezó a hacerlo de muy pequeño y ello despertó su pasión por todo lo audiovisual.

Con un préstamo del banco  compró su primera cámara y con ella fundó la productora  IDEA. "El nombre es porque todo nace de una idea", indica José Luis. Empezó poniendo un volante en una carnicería cerca de su casa y así fue creciendo. "Imagino que les gusta lo que elaboro y por eso casi todos los fines de semanas tengo algún trabajo" relata.

Como fotógrafo ha asumido el nombre de LastLucho. Eligió ese denominativo porque Last era el nombre del disco de su grupo favorito en colegio, Aventura. Sobre eso le aumentó  el sobrenombre por el que todos lo conocían, Lucho.

Poco a poco va equipando su productora, mientras estudia comunicación social en la UPEA. "No hay barreras para quien ama lo que hace", dice.  

Una empresa de ropa cosplay "made in El Alto"
Wendy Michelle Durán tiene 22 años y confecciona ropa cosplay. Aunque aún no tiene una tienda propia, ya ganó  clientes cuando trabajaba en un puesto de ropa asiática con la señora Tomomi Tanaka.

Esa señora fue quien le enseñó las técnicas para realizar los cosplay. "Me gusta el anime y esa fue una de las razones por las que empecé a diseñar y  a coser ese estilo de ropa", indica Wendy.

Después de  salir del colegio, siguió su vena creativa y  empezó a realizar diferentes trabajos manuales  hasta que se quedó con la costura. Su madre la inscribió a un centro donde le enseñarían corte y confección. 

Tras cursar el primer módulo no pudo seguir porque   había postulado a la carrera de Psicología de la UMSA y había aprobado. Al año siguiente, al empezar sus estudios   consiguió trabajo en el puesto de Tanaka.

"Hacer este tipo de bordados es divertido porque no es como la ropa formal. Los trajes son originales y necesitan más detalles, ya que deben salir igual que los  del anime", indica.

Trabajó ahí un año hasta que Tanaka se fue. "Como mi número estaba en la tarjeta de referencia de la tienda, sus  clientes me llamaron y como  sabía hacer la ropa me animé a recibir los pedidos y seguir trabajando con eso. Estoy pensando abrir una tienda cuando salga de la universidad. Voy a perseguir mi sueño", dice Wendy.

Fuente.

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